miércoles, 17 de septiembre de 2014

Conoce los beneficios de consumir naranjas

Es costumbre en muchos lugares del mundo la de tomar un vaso de zumo de naranja como primer alimento. Una cura de naranjas de tres días puede conseguir milagros en los trastornos digestivos, jaquecas o procesos reumáticos. Su gran riqueza en vitaminas y en oligoelementos la convierten en la mejor aliada contra el estrés y la depresión. La naranja incluye diferentes sustancias que contribuyen a mejorar el buen estado del organismo. Entre ellas destacan el calcio, fósforo, hierro, magnesio, potasa, sosa y las vitaminas. En concreto, el calcio facilita el desarrollo de los huesos en los niños. El fósforo es sumamente necesario en casos de estrés, personas nerviosas y en las intoxicaciones. El hierro ayuda a la hemoglobinización de la sangre. El magnesio sobreexcita el peristaltismo intestinal, combatiendo el estreñimiento. La potasa actúa como depurativo y disuelve las grasas. La sosa, estimula el jugo pancreático, activa el proceso digestivo gastroduodenal, acciona la secreción clorhídrica y, junto con el ácido cítrico, disuelve el ácido úrico. Es muy beneficioso para las glándulas suprarrenales. La naranja posee también vitaminas A, B, G y, sobre todo, C.

Los cítricos y, en especial, las naranjas, constituyen la solución perfecta a la hora de combatir muchos estados patológicos pero también para mantener el buen tono vital cuando se goza de salud. El ácido cítrico, que es oxidante, depurativo, desinfectante y microbicida, estimula la eliminación de todas las sustancias que no se han metabolizado y que reposan en los distintos órganos. Además, su abundancia en sales minerales equilibra las dosis de nutrientes necesarios para el organismo

No sólo corrige las secreciones anómalas de ácido clorhídrico. También actúa como analgésico en los dolores de estómago –cuando se suministran las dosis adecuadas-, fortifica los músculos estomacales, desinfecta y disuelve los residuos acumulados y facilita las secreciones necesarias para realizar la digestión.

La naranja facilita la eliminación de las materias residuales en el organismo, por lo que resulta ideal para comenzar el día limpiando el estómago, la boca de bacterias y purificando la sangre y los intestinos. Es una fruta muy provechosa para vitaminizar el cuerpo y vigorizar y refrescar todos los sistemas, ya que es excepcionalmente rica en vitaminas.

Las naranjas poseen además muchas virtudes medicinales, su carne y su jugo se usan para purificar la sangre, para corregir la anemia, para fortalecer el sistema inmunológico y reforzar las defensas para combatir todas las fiebres infecciosas como la viruela, el sarampión, la sífilis, etc. Se usa para combatir los  granos y salpullidos en la piel, el acné, los tumores ováricos, para corregir el mal funcionamiento dela vejiga y los riñones, y hasta desvanecer piedras renales si se mezcla con el zumo de limón y se hace una dieta especial a base de estos cítricos. Es, además, un remedio ideal para todos los catarros, la pulmonía, la tos, la bronquitis y las infecciones de todo tipo.

Los médicos antiguos empleaban a la naranja para curarse de todos estos padecimientos y de muchos más que existían en aquellas épocas. Estas prácticas de curación han sido poco a poco olvidadas y desplazadas por las nuevas medicinas y la tecnología médica, pero si quisiéramos retomar estas curas ancestrales a base de hierbas y frutas, encontraríamos que la naranja es una de las frutas privilegiadas y más bondadosas, ubicadas en los primeros lugares a nivel medicinal.



El zumo de naranja en ayunas es excelente para los niños, les ayuda a eliminar flemas y fortalecer las vías respiratorias. Tomar un vaso cada mañana vitaliza su sistema glandular y favorece un sano crecimiento y desarrollo de todas las funciones del cuerpo. Si se el agrega el jugo de un limón y se les da todas las mañanas en ayunas, los niños pueden desintoxicar su sangre a tal grado que desaparecen alergias, comezones por irritación, y cualquier infección, además de que la naranja, al ser portadora de calcio, les ayuda a desarrollar muy favorablemente todos sus huesos. Las madres en periodo de gestación pueden también favorecerse de este alimento, pues la toma constante de naranjas, ya sea el zumo o comérselas a gajos, aunada a los baños de sol directamente al vientre y el ejercicio les ayuda a mineralizar al feto y a que este desarrolle muy bien todos sus sistemas, de hecho, siguiendo lo anterior se puede ayudar a reducir notablemente los dolores del parto.

Limpia el hígado

Los mismos efectos de limpieza y estimulación se producen en el hígado y páncreas, cuya contaminación por acumulación de grasas es la causa más frecuente de diversos trastornos, como dolores de cabeza y mareos. La vejiga- e incluso la próstata- se beneficia del consumo de este cítrico que, por sus propiedades diuréticas, facilita la eliminación de esas sustancias que se van depositando.

La cura de naranjas se ha aplicado también como terapia de los cálculos de riñón, por lo general con muy buenos resultados, de los que salen beneficiadas las glándulas suprarrenales. Pero sobre todo, la naranja ayuda a combatir el estreñimiento. Sus fibras de celulosa facilitan los movimientos peristálticos necesarios para que se produzca la expulsión de las materias de deshecho. La naranja, además de provocar la expulsión, limpia el tracto intestinal y destruye la flora microbiana patógena del colon con una eficacia superior a la de los laxantes químicos e incluso a la de los poderosos yogur y kefir.
Recomendaciones

Los zumos de naranja son buenos entre horas. Mientras que en el desayuno, comida y cena se debe comer la pieza entera y masticarla lentamente. En cuanto a la cantidad, se comenzará por un kilogramo diario para ir aumentando progresivamente hasta satisfacer el hambre. Esto es importante, porque su eficacia depende de la cantidad ingerida y del alto grado de acidez de la naranja, aunque también las más dulces son buenas para realizar una cura.

Cuando se opta por una dieta depurativa de más de un día. Junto a las naranjas se puede consumir pan integral tostado, copos de trigo o avena cocidos con cebolla, ocho o diez ciruelas secas y previamente remojadas, o dátiles. Otra posible alternativa consiste en sustituir durante una temporada el desayuno o la cena por cinco o seis naranjas.


La primavera brinda la oportunidad de mezclar naranjas con frutillas (fresas) o con kiwi. Este plato contará con una aportación de vitamina C muy alta y una capacidad diurética y oxidante muy reforzada por la acción de las fresas, ha de estar presente sobre todo en las mesas de las personas con anemia, albúmina, reumatismo o catarros crónicos.

Para aprovechar al máximo sus ventajas es necesario saber consumirla. Y, por lo tanto, saber combinarla. Los cítricos no deben acompañar a los platos de carnes, pescados o mariscos. Pero tampoco a las comidas en cuya preparación intervengan las grasas: fritos, quesos curados, frutos secos,… La manera óptima de ingerirlas consiste en acompañarlas de pan tostado, higos, dátiles, plátano, piña, miel, fresas, arroz hervido sin aceite o, por supuesto, solas.

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